La encefalopatía hipóxica-isquémica, una forma de daño cerebral, con frecuencia es causada por trauma innecesario en el parto. Cuando los obstetras fallan en el cumplimiento de sus deberes, nuestros abogados dan un paso al frente para buscar justicia.
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Nuestros abogados con experiencia en traumas de nacimiento ayudan a las familias en busca de justicia – y compensación – todos los días. Proteger los derechos de su hijo es nuestro único objetivo.
Los médicos tienen que hacer todo lo que esté a su alcance para prevenir daños innecesarios. Ese deber legal es aún más importante cuando la vida y el bienestar de un bebé están en juego.
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La asfixia al nacer pone en riesgo casi todos los órganos del bebé, no obstante, es casi seguro que el daño cerebral es la consecuencia más grave. Cuando los bebés son privados de oxígeno poco antes de nacer o durante el parto, el resultado es a menudo una lesión cerebral conocida como encefalopatía hipóxica-isquémica o EHI. Los niños que han sufrido daño cerebral durante el trabajo de parto o el alumbramiento pueden desarrollar discapacidades graves y de por vida, incluyendo impedimentos del desarrollo y el trastorno neurológico de la parálisis cerebral.
¿Qué es la encefalopatía hipóxica-isquémica (EHI)?
Para entender esta forma de lesión de nacimiento, poco conocida, pero con frecuencia devastadora, veamos lo que realmente significa la encefalopatía hipóxica-isquémica:
- Hipoxia - una disminución en la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos corporales
- Isquemia - una disminución en el flujo sanguíneo a los órganos
- Encefalopatía - trastorno o enfermedad del cerebro
Como podemos ver, EHI es un tipo de daño cerebral causado por la privación de oxígeno, agravado por una severa disminución en la circulación sanguínea.
¿Cómo funciona la encefalopatía hipóxica-isquémica?
Cuando a un niño se le corta el suministro de oxígeno, incluso si es por un momento, el cuerpo del bebé se acelera, intentando evitar el daño en órganos y tejidos durante el mayor tiempo posible. Redireccionar el flujo sanguíneo es de vital importancia. Bajo circunstancias normales, el cuerpo del bebé rápidamente desviará su suministro de sangre para nutrir primero los órganos más importantes. Junto con las glándulas suprarrenales y el corazón, el cerebro recibe un aumento significativo en el suministro de sangre, según la Universidad de Chicago. Esto permite a las células del cerebro sobrevivir por un tiempo.
Sin embargo, cuando un recién nacido sufre de encefalopatía hipóxica-isquémica este recurso estratégico no siempre es posible. Con el flujo sanguíneo disminuido por alguna razón, las células que conforman el cerebro no pueden ser nutridas por un adecuado suministro de oxígeno y pronto mueren. Esta muerte celular es la primera y la más extensa causa de daño cerebral durante un evento hipóxico, aunque, los investigadores de hecho definen una segunda etapa de la EHI, la cual puede continuar causando daño cerebral adicional mucho después del nacimiento del bebé.
Sin una adecuada cantidad de oxígeno, las células del cerebro no tienen la capacidad de deshacerse de sus desechos apropiadamente. Estas toxinas se acumulan y pueden causar daño celular. Incluso cuando las células sobreviven, restaurar el flujo sanguíneo adecuado al cerebro no es una solución sencilla. Una afluencia de sangre obliga a estas células dañadas a liberar sus toxinas, lo que conduce a una "lesión por reperfusión" que puede durar días, o incluso semanas, después del parto.
Daño cerebral neonatal: Signos tempranos de alerta
La encefalopatía hipóxica-isquémica es un síndrome clínico específico, uno que los obstetras tienen la capacidad de diagnosticar poco tiempo después del nacimiento observando los siguientes síntomas:
- Conciencia deprimida (que dura de una a dos semanas)
- Hipotonía o tono muscular bajo
- Incapacidad para alimentarse
- Convulsiones y actividad cerebral epiléptica
A pesar de estos criterios generales de diagnóstico, es importante tener en cuenta que los signos de daño cerebral infantil pueden variar ampliamente, dependiendo de qué porciones del cerebro han sido lesionadas y por cuánto tiempo el órgano ha estado privado de oxígeno. Algunos niños se ajustarán a la descripción clásica de EHI, pero otros no.
Se pueden incluir síntomas adicionales de la encefalopatía hipóxica-isquémica:
- Frecuencia respiratoria baja
- Reflejos disfuncionales
- Cianosis: un tinte azulado en la piel causado por la falta de oxígeno en los tejidos corporales.
- Acidosis - un aumento de los ácidos, ya sea en la sangre, en los tejidos del cuerpo o en ambos.
- Baja puntuación de Apgar
Sin embargo, la gran mayoría de los médicos no confían en los signos físicos para diagnosticar un caso de encefalopatía hipóxica-isquémica. En cambio, generalmente recurren a una batería de pruebas diagnósticas, como la resonancia magnética y el ultrasonido, para monitorear la actividad y el funcionamiento cerebral de un bebé.
¿Se puede tratar la encefalopatía hipóxica-isquémica?
Después del nacimiento, muchos bebés que han sufrido daño cerebral necesitarán ser resucitados, especialmente los recién nacidos que han sido privados de oxígeno. Una vez que el niño haya sido estabilizado, los médicos intentarán prevenir el daño cerebral continuo, al mismo tiempo que brindan apoyo a los órganos del bebé. En muchos casos, se empleará un ventilador mecánico para que respire por el niño, y algunos recién nacidos necesitarán ser puestos en ventilación mecánica durante días. Mientras tanto, los médicos vigilarán de cerca el funcionamiento cardiovascular del bebé para detectar señales de niveles anormales de glucosa en la sangre.
Muchos niños con EHI experimentarán convulsiones, y el manejo de estos episodios de actividad cerebral anormal es crucial. Las convulsiones pueden causar más daño cerebral y también amenazar los pulmones y el corazón. Por lo general, en este momento se prescriben medicamentos anticonvulsivos.
Tratamiento hipotérmico
El tratamiento de la hipotermia es un tratamiento desarrollado recientemente, pero cada vez más frecuente para los niños que han sufrido encefalopatía hipóxica-isquémica. Los médicos bajan la temperatura corporal del bebé en condiciones controladas para disminuir la actividad celular. Esto permite que las células cerebrales tengan más tiempo para recuperarse de su lesión.
De acuerdo con los investigadores de Medscape, una gran cantidad de investigación experimental muestra que la hipotermia leve - bajar la temperatura de un bebé alrededor de 3 a 4 grados Celsius - puede mejorar significativamente los resultados. Pero sólo hay un corto período de tiempo para implementar el tratamiento, que funciona mejor dentro de las primeras seis horas después del nacimiento de un niño.
Muchos investigadores dicen que la hipotermia es el único tratamiento efectivo para bebés con EHI. De hecho, el no administrar apropiadamente la terapia de hipotermia después de que un bebé haya sido diagnosticado con lesiones cerebrales de tipo hipóxico puede constituir en sí mismo una negligencia médica.
Los efectos de la encefalopatía hipóxica-isquémica
Aunque algunas lesiones cerebrales causadas por asfixia al nacer llevarán solamente a deficiencias menores, la encefalopatía hipóxica-isquémica puede ser fatal, generalmente debido a la masiva falla orgánica. Medscape informa que las estimaciones generales en la literatura médica sitúan la tasa de mortalidad para los niños que han sufrido de EHI grave entre el 25% y el 50%. Cada año, las lesiones cerebrales por encefalopatía hipóxica-isquémica contribuyen a más de 800.000 muertes infantiles. Los niños que sobreviven pueden desarrollar una serie de trastornos neurológicos, desde parálisis cerebral hasta epilepsia. Sólo alrededor del 10% de los bebés que experimentan EHI severa no desarrollarán alguna forma de complicación. Como es de esperar, el pronóstico para los casos leves de encefalopatía hipóxica-isquémica es mucho mejor. Los niños que desarrollan sólo lesiones cerebrales menores generalmente no se ven afectados por trastornos a largo plazo del sistema nervioso central.
¿Cuáles son las causas del daño cerebral en bebés?
La encefalopatía hipóxica-isquémica es una de las principales causas de trastornos cerebrales en bebés. Algunos cálculos atribuyen hasta el 75% de todas las deficiencias neurológicas en los recién nacidos, a lesiones cerebrales de tipo hipóxico, en las que el cerebro vulnerable de un recién nacido es privado de oxígeno. Pero, en primer lugar ¿cuáles son las causas de la EHI?
La mayoría de los casos de encefalopatía hipóxica-isquémica se desarrollan durante o poco antes del nacimiento del bebé, y una gran cantidad de diferentes factores puede estar en juego:
- Trauma físico infringido durante el parto
- Exceso de oxitocina, una hormona utilizada para estimular las contracciones
- Problemas con el cordón umbilical, incluyendo nudos y prolapso
- Partos largos y prolongados
- Desprendimiento de la placenta – cuando la placenta se desprende de la pared uterina prematuramente, cortando el suministro de sangre y oxígeno al feto.
- Distocia de hombro – una complicación del parto en la cual la cabeza del bebé emerge del canal de parto, pero su hombro permanece estancado detrás de la pelvis de la madre.
- Coágulos sanguíneos placentarios
- Infecciones maternas
- Obstrucción de las vías respiratorias del bebé
- Anemia infantil
Algunos casos de EHI son probablemente debido a condiciones de salud preexistentes de la madre, como baja presión arterial, la cual puede reducir la cantidad de oxígeno que le llega al feto en crecimiento. Por supuesto, los doctores tienen el deber de diagnosticar y tratar apropiadamente estas condiciones médicas en un tiempo record, para no perjudicar ni al bebé ni a la madre.
Aún así, muchos casos de asfixia al nacer son realmente inevitables, dejando muy pocas opciones incluso para los profesionales de la salud más hábiles. Algunos bebés nacen con serios problemas en los pulmones, condiciones que se desarrollaron durante su tiempo en el útero. Es posible que no haya manera de que los médicos traten estos trastornos congénitos hasta después de que el niño haya nacido.
Cuando la negligencia médica causa daño cerebral en el parto
Sin embargo, muchas de las situaciones que hemos cubierto son emergencias reales, y los médicos, las parteras y las enfermeras deben actuar rápidamente para evitar que un bebé sufra daños graves. Para algunas familias, estas intervenciones médicas esenciales nunca llegan, a pesar de todas las señales que indican su necesidad absoluta.
Otras causas son claramente negligentes. Los médicos cometen errores. Todos sabemos eso. Pero cuando las decisiones médicas negligentes conducen a daño cerebral neonatal, reconocer un error no es suficiente. Las familias merecen apoyo, especialmente las familias que crían niños que han sufrido lesiones durante el nacimiento. La acción legal es una posibilidad, y si la condición de un niño fue causada por negligencia médica, las familias pueden tener derecho a una compensación económica significativa.